La madera húmeda de origen bacteriano, también conocida como “slime flux”, es una enfermedad común que afecta el núcleo central o la corteza de muchos árboles de madera dura. Esta madera bacteriana es común en el olmo, el álamo de Virginia y el temblón, y el el sauce; aunque también pueden ser afectados el fresno, el abeto, el arce, el manzano y otros.
Para identificar la madera húmeda, revise el tronco o ramas en busca de unas decoloraciones amarillenta-café. El área de infección está húmeda y bajo una alta presión de gas interna. Esta combinación de alta presión y la húmedad causan que haya un flujo de líquido fangoso proviniente del corazón del tronco del árbol donde el problema se origina. La supuración fresca es por lo general fétida, pegagosa y atractiva para hongos e insectos. La supuración seca tiene una apariencia cenizo-grisósea.
La madera húmeda de origen bacteriano es tóxica para el cámbium del élbol, el tejido de las plantas leñosas que produce nuevas células. Esto significa que la enfermedad inhibe el nuevo crecimiento donde el árbol está infectado. Esta madera bacteriana también es letal para el follaje, nuevos retoños y pasto.
El tejido infectado con la madera bacteriana no necesariamente altera la resistencia de la madera de la mayoría de los árboles. Los ambientes bajos en oxígeno creados por la bacteria desanima los hongos que deterioran las raíces que de otra manera debilitaríán el árbol. Pero, la madera húmeda bacteriana causa que las tablas de madera infectada se tuerzan y se rajen cuando se secan.
El proceso de infección de la madera húmeda por bacteria no está bien entendida. Aunque la supuración es generalmente asociada con heridas o recortes, es desconocido si el árbol es invadido a través de la herida o si los microorganismos infecciosos ya se encuentran presentes. La bacteria asociada con la madera húmeda de origen bacteriano es común en la tierra y agua, y probablemente entra en los árboles a través de heridas en la raíz. La supuración puede transferir bacteria, causando nuevos daños en brotes o ramas. La madera húmeda también puede ocurrir en almácigos que son preparados con semillas infectadas. Aunque los insectos se alimentan con la supuración fangosa, ellos no pueden transmitir la enfermedad.
Desafortunadamente, no existen medidas de control efectivas. La mejor defensa es mantener el árbol saludable y evitar daños mecúnicos a los retoños o raíces. Y, asegúrese de regar y fertilizar los árboles infectados.
En el pasado, se recomendaban tubillos para drenar el líquido fangoso y liberar la presión del árbol. Esta práctica ya no se recomienda porque crea una nueva herida que permite que la infección se extienda hacia el exterior.
Un árbol puede sobrevivir varios años con la madera húmeda de origen bacteriano. Pero, debido a que la bacteria previene que haya crecimiento e inhibe el transporte de agua y nutrientes, el árbol, al final, sucumbirá ante la enfermedad.