Los chiles inmaduros son verdes y, cuando se dejan en la planta, se maduran y se ponen rojos.
Lo picante de los chiles depende en la cantidad de capsaicina producida. La variedad de la planta de chile influye en esto, pero también lo hace la temperatura del aire y las prácticas de jardinería tales como la fertilización y riego. La sustancia capsaicina se encuentra concentrada en las venas internas del chile. Las semillas en realidad no son picantes hasta que las capsulas de capsaicina se revientan. Un clima caliente y seco promueve la producción de capsaicina.
Elija chiles en base a lo picante. Un chile poco picante es la variedad NuMex. El NuMex Big Jim y el 6-4 son variedades de medio picor. Para chiles picantes, considere el Sandia o el Española Mejorado. Para lograr chiles de verdad picantes pruebe con Jalapeño y Cayena.
Trasplante las plantitas hacia los éltimos días de mayo, o cuando las temperaturas nocturnas se mantengan consistentemente por arriba de los 10º Centígrados. Es bueno evitar plantar chiles donde se hayan tenido plantas de la misma familia el año anterior. Entre estas plantas familiares se encuentran tomates, berenjena, papas y tomatillos. Las mismas enfermedades que afectan estas plantas afectarán a los chiles y esas enfermedades pueden seguir año con año.
Cuando trasplante las plantitas dé les un espacio de unos 60 centímetros entre ellas y fertilícelas con un fertilizante ligero soluble en agua. Fertilice los chiles nuevamente en cuatro semanas. Riegue los chiles regularmente durante la temporada de crecimiento. El exceso de agua puede causar que las raíces se pudran, especialmente en tierras arcillosas pesadas.
Coseche los chiles cuando se encuentran firmes y de un verde lustroso, usualmente en agosto. Los chiles verdes que se dejan en la planta se pondrán completamente rojos y estarán listos para cosecharse tarde en septiembre.