Los muérdagos enanos son plantas parásitas pequeñas, sin hojas pero con flores. Ellos causan mucho daño al ponderosa, al pino contorcido, a los pinos flexible y de piñón así como al fresno Douglas. Los árboles de madera dura no son afectados.
La infección se inicia cuando la semilla del muérdago enano se pone en contacto con un anfitrión. Las semillas son expulsadas a velocidades de hasta de 96 kilómetros por hora. Las semillas son pegajosas y se adhieren a las superficie que golpean. A manera que la semilla germina, inicia su crecimiento hacia la corteza y tejidos del árbol anfitrión. El parásito produce estructuras como raíces llamadas penetradores que toman agua y nutrientes del anfitrión.
La muerte del árbol ocurre lentamente a manera que muérdago le roba el agua y los nutrientes esenciales año tras año. Revise el árbol en busca de follaje amarillo y ramas muertas en la porción alta del árbol. El parásito se identifica cuando sus retoños segmentados, que van de un color amarillo a verde a un verde-marrón, sobresalen de las partes infectadas del árbol. Estos tallos leñosos son de unos 3,5 centímetros a unos 15 de largo y de unos 3 a 7 milímetros de diámetro. Los tallos se forman después de dos o tres años de la infección. A manera que el árbol muere, sufrirá una reducción en su crecimiento, pérdida de la cualidad en la madera, pobre forma, predisposición a los insectos y problemas infecciosos, y reducción de semillas cosechables.
La mejor estrategia para controlar el muérdago es podar las ramas infectadas. Si es posible, retire completamente los árboles severamente infectados. Si ellos no son retirados, los árboles con muérdagos muy altos y fuera de alcance continuarán despidiendo semillas hacia los árboles adyacentes. De treinta a cuarenta por ciento de las ramas superiores deben ser retenidas durante la poda, aún cuando se tengan que dejar en el árbol algunas ramas infectadas.
Reemplace los árboles con unos que sean resistentes al muérdago, como por ejemplo las variedades de pino resinero, negro o silvestre.