Las amapolas orientales añaden un estilo clásico y encantador a los jardines. Estas plantas usualmente son de fácil desarrollo, pero prefieren áreas soleadas y suelos de buen drenaje. Las plantas son resistentes, y prosperan bien también en los jardines montañosos en grandes altitudes.
Las amapolas decaen rápidamente en tierras de mal drenaje. No es buena idea plantar las amapolas orientales en áreas donde la tierra mantiene la humedad por periodos extensos.
Las sedosas flores en forma de cono aparecen tarde en la primavera y revientan de su botón distintivo cubierto de bellos. Los colores característicos son el rojo escarlata, naranja brillante, rosado salmón, blanco brillante y bicolores. Muchas de las flores presentan manchas de tintura oscura en la base de los pétalos y coloridos estambres en el centro. Cuando se caen los pétalos, la vaina de semillas que queda añade interés y contraste a los jardines.
La ubicación de las amapolas orientales es esencial. Su follaje llega a secarse durante las altas temperaturas a medio verano, dejándolas con marcas claramente visibles. Se la puede ayudar plantando la conocida respiración de bebé y la planta mariposas girantes, las cuales pueden ayudar a proteger el espacio abierto.
En cuanto la temperatura empiece a bajar en septiembre, un nuevo follaje empieza a brotar en la coronilla y se mantiene durante todo el invierno. La amapola oriental puede dejarse de cuidar indefinidamente. Los macizos pueden agrandarse pero, por lo general, no invaden.
Otras plantas relacionadas incluyen la amapola de Islandia, una perenne que puede vivir entre 2 y 3 años. Al igual que la amapola oriental, prefiere la altitud y temperaturas mas frías. La adormidera, otra planta de vida corta, se esparcirá libremente con sus semillas una vez que se haya establecido en el jardín.