Empezar a crear semilleros en casa es una buena manera de disfrutar diferentes variedades de plantas que, por lo general, no se encuentran en centros jardineros. El equipo que usted necesita para iniciarse en este proyecto va desde el simple hasta el más complejo. Para obtener los mejores resultados, empiece con una charola para siembra de semillas llena con tierra premezclada estéril y una red capilar para regar el semillero desde abajo.

La mejor temperatura para iniciar el crecimiento de la mayoría de semillas es de 22° Centígrados durante el día y una temperatura más fresca durante la noche, siempre y cuando no descienda a menos de 18° C. Tenga cuidado de no exponer las semillas a corrientes frías de aire, y siga las direcciones indicadas en los paquetes sobre la profundidad a la que deben ser colocadas las semillas en la tierra. Plante las semillas, riéguelas y cúbralas con plástico para cubrir alimentos hasta que germinen. Después de la germinación, quíteles el plástico.

Suspenda unas lámparas fluorescentes sobre las charolas, a unos 7,5 centímetros, para proveerles luz -aun cuando haya alguna luz natural. En cuanto los retoños empiecen a crecer, suba las lámpara para mantener los 7,5 centímetros de separación. Donde no haya luz natural suplemental, coloque una lámpara incandescente para promover un mejor crecimiento. Posicione la lámpara incandescente de manera que el calor que produce no queme las plantitas del almácigo. Para lograr el mejor crecimiento, mantenga las luces encendidas unas 12 ó 16 horas al día.

Cuando las plantitas de su almácigo salgan y tengan cuatro hojas, fertilícelas con una mezcla de un cuarto a media cantidad de fertilizante soluble con agua para estimular un crecimiento bueno y parejo. Transplante el almácigo en sus propios contenedores para darles más lugar donde crecer. Unas dos semanas antes de transplantar sus plantas en el jardín, asegúrese de prepararlas para el proceso, sacándolas durante los días tibios y guardándolas durante la noche.